Cada vez son más las empresas y personas que se deciden a comprar cable de fibra óptica por las grandes ventajas que tiene, sobre todo en comparación con un tecnología ya obsoleta y limitada como es el ADSL. Por desgracia, nuestro país ha tardado en abrirle la puerta de par en par a esta opción, aunque la tónica está cambiando en los últimos años.
Hasta hace poco tiempo, la fibra óptica era una alternativa casi exclusiva de las ciudades, sobre todo de los grandes núcleos urbanos, principalmente por culpa de un precio prohibitivo para el consumidor medio.
Pero ya no. Comprar cable de fibra óptica o abonarse a una compañía que ofrezca esta tecnología es común, bastante extendido y no mucho más caro que contar con una cuota de ADSL. La proliferación de empresas que ofertan estos servicios ha permitido una competitividad en el mercado que ha beneficiado al consumidor final.
Se estima que en apenas dos años, existan más de 20 millones de líneas de fibra óptica en nuestro país, por lo que ha llegado el momento de sopesar si realmente nos interesa deshacernos del cable o del ADSL.
Para poder tomar esta decisión, es preciso conocer las características de cada opción. Así, el ADSL es una conexión directa con una centralita de teléfonos que permite una conexión a Internet a través de un viejo cable de cobre. Al ser directa, su conexión depende de las personas conectadas en la zona, aunque también es más difícil de hackear.
La fibra óptica, por su parte, es un sistema muchísimo más moderno y que basa su funcionamiento en la transmisión de luz a través de un cable. No necesita la participación de tantos repetidores y pueden funcionar sin ellos en distancias de hasta 70 kilómetros. Si se utilizasen amplificadores, podrían alcanzarse los 150 kilómetros de distancia.
Además, otro beneficio de adquirir cable de fibra óptica para las comunicaciones es que no sufre interferencias, sobre todo las ocasionadas por los cambios de tensión o de temperatura, así como tampoco pérdidas en función del emplazamiento de la centralita, problemas bastante comunes y habituales en las líneas de ADSL.
Además, la composición de la fibra óptica (hilos muy finos de vidrio o plástico) permiten cables muy ligeros y flexibles, que son fácilmente instalables en los edificios, aunque eso sí, también resultan frágiles.
En lo que respecta a la seguridad, es bastante sencillo detectar los puntos en los que se pierde la luz, lo que facilita enormemente las reparaciones o las detecciones de todo tipo de ataques informáticos.