No resulta nada raro que, en algún momento, tengamos que acudir a pedir consejo y asesoramiento a una gestoría para autónomos en Madrid, ya que son muchas las características que rigen a este tipo de profesionales, por lo que no siempre podemos controlarlas todas. De hecho, la primera duda que nos suele asaltar tiene que ver con la posibilidad de convertirnos en empresarios individuales o, por el contrario, elegir otro tipo de forma para nuestra empresa.
Es importante tener muy presente que la forma jurídica que adopte una empresa tiene que ser la más adecuada con respecto a sus características. Dependiendo de cuál sea, existirán un tipo de trámites u otros para su constitución, así como si la titularidad recaerá sobre una persona física o jurídica.
En el caso de los autónomos, los trámites para constituirse serán bastante más sencillos, ya que, como empresario individual, no se requerirá ninguna autorización previa, sino simplemente estar en plena posesión legal.
El asunto cambia radicalmente cuando nos referimos a otro tipo de sociedades, como por ejemplo las anónimas o las mercantiles, que están conformadas por varias personas. Los objetivos fundacionales de estas pueden ser muy variados, como por ejemplo la obtención de beneficios o la facilitación de prestaciones a todos sus socios.
En cualquier gestoría de autónomos en Madrid podrán indicarte de la forma más profesional todas las peculiaridades que tienen que cumplir los empresarios individuales. Lo primero que tienes que saber es que estamos hablando de toda persona física que realiza en su propio nombre y a través de una empresa, cualquier tipo de actividad, ya sea de carácter netamente comercial, profesional o también industrial.
Una de las características principales de un empresario individual, y que podrán explicarte en una asesoría para autónomos en Madrid, es que el propietario tendrá un control total de la empresa, debiendo responder de forma personal a todas las deudas contraídas frente a terceros.
¿Qué quiere decir esto? Pues que no existirá diferencia alguna entre el patrimonio mercantil de la empresa y el personal del autónomo. Este aspecto supone, sin ningún tipo de duda, el mayor riesgo al que hace frente un empresario individual.
Además, para poder trabajar como autónomo, debemos ser mayores de edad y disponer de la plena capacidad jurídica y la libre disposición de nuestros bienes. Uno de los motivos para elegir esta opción es, sin duda, la facilidad y simplicidad en su constitución.
En CEESA te podrán ayudar de la forma más profesional, asesorándote eficazmente en todo lo que necesites de una forma eficaz y totalmente personalizada.