Tener que elegir entre todos los vestidos de novia que hay en el mercado puede convertirse en una de las decisiones más difíciles durante la planificación de una boda. Los nervios, el presupuesto o los gustos suelen ser tres factores que influyen en la compra y que en ocasiones pueden llevar a cometer equívocos.
Lo primero que hay que tener presente es que existe el vestido perfecto para cada novia. Para encontrarlo hay dos posibilidades. La primera es recorrerse todas las tiendas de la ciudad y de ciudades vecinas. La segunda, ponerse en manos de verdaderos profesionales que sean capaces de ofrecernos el mejor consejo, ayudando a vencer cualquier frustración que pudiera aparecer durante la compra.
Si la boda no es exprés, es decir, si se tiene tiempo suficiente para organizarla, es conveniente no comenzar a buscar demasiado pronto, tomándose este proceso con calma. Así, se podrá ver diferentes catálogos, modelos por Internet o fotografías en revistas en busca de inspiración.
Esto no implica que se pueda esperar al último momento para empezar a probar vestidos de novia. Lo mejor será comenzar las pruebas y visitas a tiendas y boutiques aproximadamente 12 meses antes.
Un error bastante común a la hora de comprar el vestido es agotar el presupuesto antes de adquirir los complementos o pagar los arreglos o modificaciones que se realicen. Hay que tener presente que el look de la novia va mucho más allá, teniendo que contar con el velo, el calzado, las joyas, la lencería, etcétera.
Es conveniente también contar con varias opiniones en lo que se refiere a la elección del vestido. Es muy positivo tener las ideas claras, pero siempre evitando cerrarse en banda. Así, rodéate de un círculo de confianza que pueda dar una visión diferente. Por otro lado, contar con buenas costureras o estilistas reducirá al máximo la posibilidad de equivocarse al elegir el vestido.
No son pocas las mujeres que cuando van a comprar sus trajes de novia sienten auténtico pánico a pedir una talla más. Es muy importante no darle importancia alguna a este hecho, ya que las tallas no suelen contar con tallas estandarizadas, por lo que no es posible extrapolarlo a la ropa normal.
En último lugar, un error muy habitual es no mantener la cabeza fría en la elección de patrones o tejidos. Piensa en el día de la ceremonia, en si hará calor o si se va a estar a gusto con el vestido. Quizá es mejor apostar por uno cómodo.