Cuando nos decidimos a buscar un alquiler de pisos en Pozuelo de Alarcón o en cualquier otra ciudad, hemos de ser cuidadosos para no llevarnos ninguna sorpresa desagradable. Lo primero que deberíamos hacer es conocer profundamente todos los derechos y obligaciones que tenemos, para así poder defendernos y actuar en consonancia con la legalidad.
Antes de firmar ningún papel, hemos de leer y releer el contrato para tener todo claro, conocer todas las cláusulas. Principalmente hemos de conocer todas las formas de pago, así como la responsabilidad de los gastos derivados del uso del hogar.
Es importante también que antes de firmar nuestro contrato de alquiler de pisos en Pozuelo de Alarcón o en otra ciudad, plasmemos por escrito todo lo acordado con el dueño del inmueble. Solamente así nos aseguraremos el cumplimiento de esas “promesas” que si no figuran en el contrato, no podremos exigir más adelante.
Al entrar a vivir en nuestro nuevo piso, hemos de revisarlo perfectamente para elaborar una lista con los fallos o desperfectos que existan, pidiendo al dueño que sean revisados y subsanados. Al entregarle este documento, estaremos también cubriéndonos las espaldas para el futuro.
Además, si el edificio es anterior a 1978, es posible que tenga algún tipo de problema con pinturas de plomo. Si fuera el caso, este extremo tiene que ser notificado por parte del arrendador.
Aunque tiene que estar reflejado en el contrato de alquiler, hay que dejar bien claro quién se encargará de pagar los servicios de agua caliente, calefacción, electricidad o recogida de basuras.
En relación a lo anterior, como inquilinos siempre tendremos derecho a conocer los servicios contratados para la vivienda, así como todos los costes de los mismos. El dueño del piso tiene que entregarnos una copia (o el original) de las facturas antes de que sean abonadas.
En el hipotético caso que el alquiler de viviendas en Pozuelo de Alarcón o en otra ciudad sea compartido, el dueño tendrá el derecho de cobrar la mensualidad de una sola vez, y no en varias veces y según la proporción que le corresponda a cada uno de los habitantes.
Para terminar, es posible que el seguro que tenga contratado el dueño de la vivienda no te cubra diferentes eventualidades, como por ejemplo la pérdida o el daño en los muebles. Es interesante que te plantees la posibilidad de contratar uno propio como inquilino para proteger todas tus pertenencias.