Los suelos continuos son un tipo de pavimento muy de moda en los últimos años. Su característica principal es que no contendrán ningún tipo de junta. Se trata de una opción más apropiada para grandes superficies, fábricas y almacenes, aunque se está convirtiendo en una tendencia estética en hogares. Antes de su instalación, es necesario llevar a cabo diferentes tratamientos de superficies.
Entre las principales ventajas de los suelos continuos hay que destacar que es un pavimento autonivelante. ¿Qué quiere decir esto? Principalmente que puede ser instalado encima de pisos antiguos o que se encuentran en una situación deteriorada. Por lo tanto, es una posibilidad más que aconsejable para todo tipo de reformas en las que no se desea quitar el material existente, sino que se busca rapidez y buenos resultados.
Además, con los tratamientos de superficies previos adecuados, los suelos continuos se podrá aplicar sobre todo tipo de materiales, como el yeso, la cerámica, los azulejos o incluso el metal. Únicamente la madera es un componente no apto para esta técnica.
Entre las características más destacadas de los suelos continuos hay que destacar su espectacular poder contra la abrasión, que no presenta deterioros ni grietas y que su limpieza resulta extremadamente sencilla. Sin olvidar, lógicamente, que este tipo de piso permitirá elegir cualquier combinación de colores, de formas y diseños.
Así, existirán varios tipos diferentes de pavimentos que utilicen esta técnica. Lo más destacados son los continuos decorativos e industriales, tanto para interior como para exterior. Se trata de un piso que posee un tratamiento a base de morteros que le otorgan un color y aspecto único.
Pero también existen otras técnicas que ofrecen resultados espectaculares, como los pavimentos continuos de resinas o los de hormigón impreso, que ofrecen una durabilidad y resistencia a todo tipo de inclemencias meteorológicas simplemente espectaculares.
Sin olvidarse de otras opciones que ofrece el mercado, como pueden ser los pavimentos de resinas decorativas, los de caucho o los antideslizantes.
En cualquier caso, antes de decidirse por uno de ellos, es preciso llevar a cabo tratamientos de superficies que permitan obtener los mejores resultados y, lo que es todavía más importante, los más duraderos.