La impermeabilización de fachadas es un trabajo que consigue evitar que el agua penetre en el interior de un edificio. ¿Por qué es tan importante esto? Básicamente porque será una manera de asegurar que la estructura del inmueble se mantiene seca, reduciendo las humedades y protegiendo todas las viviendas que pudiera haber en su interior.
Hoy en día, gracias a los grandes avances en esta clase de trabajos, existen alternativas muy eficaces contra el agua, pudiendo trabajarse en la impermeabilización tanto desde el interior del edificio como desde el exterior.
Entre los principales beneficios de llevar a cabo tareas de impermeabilización de fachadas y techos nos encontramos con que el valor de la propiedad se verá aumentado al evitar el riesgo de humedades que pueda conllevar moho.
Hay que mencionar también que al impedir que el agua penetre dentro de un edificio, se estará protegiendo tota su estructura, principalmente los cimientos que podrían llegar a perder su solidez, afectando a la integridad global de todo el inmueble y poniendo en riesgo a las personas que habitan en él.
No se puede pasar por alto tampoco que unas viviendas sin humedades ni goteras, son viviendas con mejor ambiente y más confortables, lo que repercuten directamente en la salud de las familias que allí viven.
Pero no sólo mejorará el confort en este aspecto, sino también en la sensación térmica de todo el edificio, ya que será mucho más agradable durante los meses de más frío del año. Este aspecto se deja notar sobre todo en los garajes, sótanos y trasteros, las zonas menos habitadas de un inmueble.
En último lugar, al no existir habitaciones con humedades ni goteras en las paredes, se puede aprovechar al máximo el espacio de nuestra casa, pudiendo disfrutar de más metros cuadrados para lo que se desee. Esto convertirá a la vivienda en un lugar mucho más atractivo y cómodo.
Es fundamental darle a la impermeabilización de edificios la importancia que tiene, ya que evitará cualquier inconveniente en forma de descomposición de materiales o corrosión de metales.
También se eludirán riesgos eléctricos que pudieran causar todo tipo de cortocircuitos. O ahorrarnos periódicos trabajos por culpa de un deterioro acelerado de la fachada del inmueble.
En último lugar, no se puede pasar por alto los inconvenientes que las humedades o las goteras pudieran causar en la pintura de las viviendas o en la descomposición de materiales como el yeso o la cerámica.